Esto es una novela. Una novela en la que su protagonista, Caroline Rose, escritora en potencia recién convertida al catolicismo, oye voces. En concreto, la voz y las teclas de la máquina de la persona que está escribiendo esta novela. Ella sabe que es un personaje de novela y, por suerte, la novela es fascinante, divertidísima y profunda. Aunque a veces intentará cambiarla. Sus compañeros de historia son alucinantes. Por ejemplo, Laurence, su pareja, tiene una abuela encantadora y aparentemente inofensiva. Pero descubre que ella y una banda de espías podrían estar traficando con diamantes escondidos dentro del pan. Todos querríamos vivir en una novela de Muriel Spark, donde nada es lo que parece. Donde parece que todo es divertido e ingenioso, pero puede resultar duro y siniestro. Muriel Spark, que también se convirtió al catolicismo y sufrió una crisis nerviosa, escribió 22 novelas ultrapersonales y efervescentes. Una carrera que empezó, precisamente, con esta historia. The Comforters (1957)
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A ratos me divertía y aburría en partes iguales, lo que no quita que el final sea una maravilla de la metaficción.