Francesca pensaba que tener que ir a ese nuevo instituto repleto de empollones y alejarse de sus amigas de toda la vida era lo peor que podía pasarle. Hasta el día en que Mia, su enérgica y radiante madre, decide no levantarse de la cama. ¿Qué ha podido pasar para que tanta vitalidad haya quedado reducida a absoluto silencio? Sola y en ese mundo que hace aguas, Francesca necesita una tabla a la que aferrarse. Pronto descubrirá qué es la lealtad, qué es el amor, incluso quién es Francesca en realidad: una muchacha capaz de seguir en pie por sí misma y mantener a flote a los suyos.