Es un libro que disfruté leyendo, por la forma en que está escrito más que nada. La pluma de la autora me permitió perderme en el mundo que construía, a pesar de que este se nos presentaba poco a poco. También hubieron momentos donde el ritmo me aburría o me desinteresaba, aunque entiendo que eran necesarios para explayar el contexto de una situación o la historia de algún personaje.

A pesar de la representación safica en ella, lo que menos me llamó la atención y no se quedó conmigo fue el romance, pues creo que fue desarrollado de una manera poco natural y a destiempo de los acontecimientos. No fue malo, pero no tuvo el mismo impacto en mí que los conflictos familiares de Priya y Malini o el doloroso pasado de sus respectivos lugares de origen. Aún así, me fascinó la fantasía y el conflicto político que sustenta la trama, y creo que el final de este primer libro sí me genera curiosidad por checar el siguiente al menos.