Las tragedias se entienden a través de las personas, y este libro es un compendio perfecto de los testimonios que permiten entender las realidades de Chernóbil. Y digo realidades, porque cada persona tiene su propia historia, sus propias circunstancias, y su vivencia única sobre la que cimentará los días venideros.

El libro abre con el testimonio de la mujer de uno de los bomberos que atendieron la primera llamada, y en esas mismas letras que dan inicio al resto del libro se te hace un nudo en el pecho. Recuerdo terminar el relato y tener que dejar el libro aparcado de la sensación tan desagradable que se me quedó en el cuerpo. Entiendes los miedos, la falta de entendimiento, y te repulsa la maquinaria que hubo para "tranquilizar" a la población. Por otro lado, es un bello análisis de la personalidad y carácter de la sociedad ucraniana de entonces que te enternece y conmueve en más de un pasaje.

De verdad son voces de los muertos, de los heridos, de los sucesos y de la verdad. Todas las películas y los textos en torno a Chernobyl se quedan cortos contra este libro.

Es lo más escalofriante que he leído en mi vida.