Elena López

A Dixon Ruso nadie le dice que no. Un mafioso en el bajo mundo y empresario exitoso ante el público, considerado un demonio destructivo y ambicioso, determinado a conseguir lo que quiere y obtenerlo a cualquier costo, hasta que llega ella: una mujer de la que no conoce nada y la cual no sede a sus encantos. Obsesionado, inicia una búsqueda para hallar y poseerla, sin saber que a quien más busca, puede estar mas cerca de lo que imagine.

En la vida hay amores que surgen ante el primer cruce de miradas y otros, que vienen con el tiempo, sin esperarse; son capaces de destruir cualquier plan escrito y desatar un caos violento que promete una recompensa exquisita: felicidad. Molly vive con la ilusión del primer amor. Silas destruye por ambición. Luther siempre ha querido ser un héroe. El destino pondrá en sus manos lo que quieren, sin embargo, el costo hará arder con fuerza las llamas del infierno y este arrasará con todo a su paso. Heridas sangrantes. Desgarradoras verdades. Nuevas ilusiones. Y al final, una sola realidad: en la ciudad del Diablo, no siempre existen los finales felices.

Mientras crecía , aquel hombre que llamó su padre fue plantando en su interior el deseo de asesinar. Él acabó de a poco con toda bondad, a base castigos y experiencias dolorosas, forjó su carácter creando así a un monstruo, uno a su semejanza. A veces él se preguntaba: ¿Qué era peor? ¿Asesinar o sentir satisfacción al hacerlo? Luego, entendió y aprendió a no cuestionar y solo saciar su sadismo dentro del mundo al que se le obligó entrar. La sangre que derramó logró fortalecer los cimientos de su mafia y lo ingresó por caminos lóbregos donde él llevaba el control de la mano del dolor. Sin embargo, de la nada, ella apareció, como su destello de luz en medio de su oscuridad, como la salvación que no buscaba, pero se le dio. Se acoplaba a su maldad: Ambos harían el balance perfecto entre el bien y el mal.