Este libro ha sido una grata sorpresa. Fue una recomendación, e iba con un poco de miedo de que no llegara a gustarme tanto como quisiera, pero fue todo lo contrario.

Terapia, desde el comienzo, fue intenso. Va directo al grano, dejando con muchas preguntas y ganas de saber más. Y ni hablar de la narración. Me sentí en una película, la cual me llevaba del presente al pasado donde el mismo personaje te va contando la historia durante dos momentos. Esto volvía la historia dinámica, sin que llegara a estancarse o llegar a ser repetitiva, sino una completa montaña rusa de emociones. Me hizo sentir miedo, confusión, intriga, repugnancia, ¡de todo!

Con el paso de las páginas me sentía más confundida. Cada tanto, el autor soltaba una pista, algo que podría desentrañar la verdad, sino fuese porque contradecía todo lo anterior. Llegó un punto en el que no sabía en quién confiar, si en Anna y sus alucinaciones, en las personas que habitaban la isla, o en el mismo Viktor.

Y, hablando de los personajes, estuvieron muy bien construidos. Bien detallados en su personalidad y físico. Ellos mismos me hacían sentir muchas cosas durante la historia, y al final llegué a apreciar a Viktor y sentir lastima por todo lo que le pasó.

Y les puedo asegurar que van a llegar a descubrir algunas cosas, pero imposible deducir toda la verdad. Incluso, en el final, no dejan de aparecer novedades y poner todo patas arriba. Hasta los tres últimos capítulos no llega a saberse todo el suceso; lo cual era desesperante, porque desde la mitad del libro ya quieres saber qué es lo que de verdad pasa.

Estoy muy contenta de haberle dado una oportunidad a este autor, y espero leer en el futuro más de sus libros.